Berichte über Hernán Cortés /

Página de relación

 

 

 

Ynforme de los méritos de la Ciudad de Tlaxcala.

De cuyo Archivo sacó Boturini el Original de ésta Copia

Ano de 1740.

 

 

transcripción 2010 de Felix Hinz

 

Archivo General de la Nación, México: Historia, vol. 1, exp. 13, foj. 196r - 213v

 

 

Nota del P. Colector - Este informe se escribio a fines del siglo XVII, vease este mismo informe á el f. 99. vuelta

 

       Son tantos, y tan señalados los servicios que la muy insigne, noble, y leal Ciudad de Tlaxcala, y su Provincia á hecho á la Corona Rl. de Castilla, que no le se vá muy facil al mas perspicár descúrso discernir quál fuese el primero, y el mas digno de gratificacion de los muchos que há hecho: y ésto desde el tiempo de la conquista, y pacificacion de ésta tierra; los quales, quando no constaran por las Informaciones juridicas que tienen hechas con los primeros, y mejores conquistadores de aquel tiempo, por orden, y con dos Cedulas del Rey Nuestro Senor, por las quales mandó se hicieren para renumerarles los mucho que le havian servido la notoriedad aun permanente despues de siglo y medio en las memorias de todos, las verificas y las historias con universal aclamacion de su lealtad lo confirma. Porque aunque al principio como valerosos guerreros, le resistioron la entrada al Señor Marques del Valle Don Hernando Cortés, y sus Soldados saliendoles al paso con inumerables gentes repartidas en diferentes batallones, y Esquadras con muy buen orden, y concierto militar, dandoles tres diferentes batallas en los llanos de Tecoatzinco, que fueron tan peligrosas, así por su mansedumbre, como por su constante valor, que se vieron los Españoles en riego [sic] evidente de perderse todos, que a no ser el esfuerzo de nuestros Españoles tan grande, y la miseriocordia de Dios Nuestro Señor tan conocida, se malogra la mayor, y la mas provechosa Conquista que háure conocido los Siglos anteriores, y celevran los venideros, moviendo Dios los corazones de los Tlaxcaltecos, á muchas instancias del invicto Don Hernando Cortés á que viniesen de paz, y depuestas las armas, lo reciviesen, lo agasajasen, é introduciesen en su Ciudad, diesen la obediencia á Nuestro invictísimo Emperador Carlos Quinto, y recibiesen pronta, y voluntariamente la fée católica, que con la lealtad á sus Reyes han observado invidablemente ser[?]ique les desmayase las persuaciones, y promesas de Moctezuma, y los Mexicanos, ni tantos, y tan diferentes acaecimientos de desgracias, rotas, y perdidas, como despues acontecieron, sino que naciendoles nuevos brios de los mayores infortunios, bolvían á empeñarse con mas eficacia á los mayores peligros, saliendo de esta Ciudad para la de Cholula en que alevosamente tenian dispuerda el acavar, y concluír con todos: diez mil Indios de guerra que les hicieron escolta, y con su ayuda se defendieron, y pacificaron aquella Ciudad, que estuvo rebelde y pertiníase en no querer sugetarse. Desde allí atravesaron las Sierras y el volcan donde tenian grandes emboscadas los Mexicanos, cortados los pasos, é imposivilitados los caminos, que deshicieron, facilitaron, y allanaron los Tlaxcaltecas: dieron vista á la Insigne, y magnifica Ciudad de México, rodeada por todas partes de imponderables Lagunas á que por medio de ellas se entrava solamente por quatro diferentes Calzadas cortadas por varias partes, y por ellas se comunicava el agua de unas á otras; y solo davan paso por unas Puentes de vigas que llevavan quando les convenia, haciendo tan inexpugnable Su Sitio; y mas quando para Sondar, y vadear las Lagunas, faltavan las embarcaciones necesarias que solamente volando se pudiera entrar en México; porque quando ésto se facilitara, el gran poder de Moctezuma, la mucha gente, y grandes reparos que tenian hechos lo imposivilitavan Entraron finalmente sin que entonces se ofreciese guerra que la estorvase; y con ellos sus R.s amigos los Indios de Tlaxcala, que quando no huvieran hecho mas que sufrir las injurias que los Mexicanos les decian, la verguenza con que las toleravan, las afrentas que les hacian, fué de las hazañas que pierden considerarse. Aquí estuvieron algunos días siempre asistidos, servidos, y defendidos de los Tlaxcaltecas, de donde volvieron á salír con el Marqués, quando supo que venia Panfílo [Pánfilo] de Narvaez á estorvarles tan singulares progresos, acompañado de muchos Indios de Tlaxcala para su socorro con cuya ayuda se libró de éste embarazo, y con su ausencía se alborotaron los Mexicanos, embistieron á los Españoles, y bolviendo el Marqués del Valle á México, continuaron su inquietud; y fué con tan tanto tesión, que despues de mucho trabajo, heridas, muertes de una, y otra parte, se resolvio á salir huyendo seguido de infinitos enemigos, muriendo en esta ocasion inumerables Indios de Tlaxcala. Y en las muchas que se les ofrecioron en el camino, ser[?]ique tantas muertes, heridas, trabajos, y ver casi acavados á los Españoles, les pudiese hacer bolver un paso atras persistiendo en servirles, ayudarlos, y defenderlos, hasta que llegaron á Hueiotlipan, que és del término por aquella parte donde remata ésta provincia. Lo qual sabido de los principales Caciques de Tlaxcala, la rota de los Españoles, la muerte de sus mismos hijos, y vasallos, no desmayaron: antes con mas fervor salieron á resivirle, y consolarlo, regalando y curando al Marqués, y á sus Soldados; y quando le hallaron con mejor disposicion, desde Tlaxcala con nuevo exercito de Indios salieron, y redugeron, y ganaron la Ciudad de Tepeaca, y de allí pasaron á ayudar á los de Quauhquechulan, que por querer entregarse á la obediencia del Rey Nuestro Señor, se lo impedian grandes exercitos de Mexicanos a que se opusieron, batallaron, y vencieron, dejando pacífícados á los de ésta Ciudad, que entonces era grandisima, y de mucha gente, y todas las demás que están por aquella parte en la tierra caliente; y esto sin mas ayuda que los de Tlaxcala; y con tan pocos Españoles como los que havian quedado despues de la rota, y desgracia de México; para ir á ganar ésta Ciudad, volbieron á la de Tlaxcala, donde se les dió nuevo Exercito de Soldados, y no en pequeña, sino en una casi inumerable cantidad de gente, con la qual pasaron orta vez á México, le cercaron, y viendo la imposibilidad de su entrada por el embarazo de las Lagunas, se dió orden, que se hiciesen trece Bergantines que se fabricaron en esta Ciudad. Se labraron; y quando estuvieron perfectos, los llevaron en Ombros ocho mil Indios, y llevavan de Escolta otros diez mil para defender, si saliesen á impedirles el paso los contrarios; y este fué el ultimo remedio para ganar la Ciudad de México, en cuyo cerco en que duró noventa y tres días el aprieto murieron como buenos, y leales vasallos infinitos Indios, hasta que siendo Nuestro Señor Servido, se ganó la gran Ciudad de México en que entraron triunfantes los Tlaxcaltecas, diciendo Caxtilán Caxtilán, Tlaxcalan Tlaxcalan, con tanto alboroso, como si cada uno de ellos se ganara: Aquí quisiera con la piedad á que le induce la nobleza de de [sic, rep.] su sangre, pára se un poco atento, y viera, y repara, ¿qué nación en el mundo, aun antes de conocer el Suave Imperio, há hecho á su Rey tan nobles, y señalados Servicios? ¿No son dignas de toda gratificacion estas acciones? ¿No son dignos de premios muy adelantados estos servicios? ¿ Pues porqué son unos Pobres Indios los que los hicieron, no se les deve equivalente paga en justa recompensa? ¿Por que se conserva hoy en la Europa en tantas casas de generosos Principes tan nobles titulos, tan calificadas noblezas, tan observadas exempciones, y privilegios, sino porque sus gloriosos antecesores en servido de su Rey, se hallaron en ésta, ó en aquella batalla, en una, ó otra Conquista donde derramando su Sangre, defendiendo su Patria, sirviendo á sus Principes, merecieron tan justa gratificacion en remuneracion de tan gloriosas empresas? Pues quien hizo mas? Aquellos ilustres Capitanes gloriosos Españoles, que á costa de sus vidas dieron á sus Reyes la Victoria de una, ó muchas batallas: la posesion de una, ó muchas Ciudades, ó éstos miserables Indios que derramando su Sangre, y perdiendo infinitas vidas, dieron á su Rey, á su Señor, no la victoria en una batalla, sino un triunfo en cada un dia de los tres años que se ocuparon en servirle. no una Ciudad: no una Provincia: no un Reyno, sino tantos, tan grandes, tan ricos, tan poderosos, y abundantes, que han merecido el renombre del Nuevo Mundo: que premios, quando devieran esperarlos tan señalados de su grandeza há obtenido su humildad? ¿Qué privilegios, qué exempciones, los amparan, y defienden que los exima de la generalidad de los demás, quando en lealtad, en los servicios, en las Conquistas, en las victorias se adelantaron á todos; y si la Reyna Nuestra Señora, en su ultima Cedula del año de Sesenta y ocho, hablando de todos los Indios, dice, que son dignos de conmiseracion de quanta son dignos especialmente los Tlaxcaltecas, que les merecia los favores de su Catolico natural Rey y Señor Don Carlos Segundo, que prospere Dios Nuestro Señor con aumentos de mayores Monarquías, de los agrados, y beneficios, y de los premios que esperan de los Señores Presidente[s], y Oydores de ésta Real Audiencia, que como retratos que inmediatamente representan aquel prototípos Real, y esperan de su equidad, y justificado govierno, pues concurren en ellos unicamente la razon de ser no amparados haviendo sido en ellos singular la de tan nobles, y Señalados Servicios.

 

      Los que se expresan hasta aqui, son los que obraron en su Conquista de este nuevo Mundo, los que despues continuaron bien [?] merecen la noticia, pues no sedió paso en tan dilatadastierras, Reynos, y Provincias á que no ayudasen éstos leales vasallos de Su Magestad en los Españoles imprimieron con su Sangre las huellas de sus plantas derramandola en la Conquista de su inaccesible altura, hasta poner en lo elevado de las Cumbres por Padron de su lealtad las Reales Armas de Su Magestad, tremolando sus invencibles estandartes en demonstracion de sus Victorias, hasta Quauhtemala [Guatemala] llegaron, que es lo mas dilatado de ésta tierra; y así á fuerza de sus brazos ganaron, conquistaron, pacificaron, y poblaron aquellas dilatadas, y populosas Provincias de Chiapa, Honduras, Nicaragua, y otras, que por no hacerme prolijo, no refiero. Por sus manos recivieron la Fee Católica, y por su valor se sugetaron al gloriosos Imperio de nuestros Soveranos Monarcas, para poblar, y pacificar los Chichimecas; haviendo tantas Naciones y Provincias en este Reyno el año de mil quinientos y ochenta, solo se hechó mano de la de Tlaxcala, para que con su experientada lealtad enseñaron á aquellas Naciones el trato político económico, que debian guardar entresi; y la lealtad con que debian acudir al Servicio del Rey, y Señor natural que se efectuó tan puntualmente, que haviendo salido de ésta Ciudad los mas principales, y muchisimos Mazchuales [sic] de ésta Provincia, y llegando á quellas [sic] tan barvaras, é indomitas las redugeron á uno, y ótro con evidente provecho del Servicio del Rey Nuestro Señor, como hasta ahora se contin[u]ía, conservandose hasta hoy un Pueblo con el nombre de Tlaxcalilla en señal de que de ésta Ciudad salíeron los que le pacificaron para el mismo efecto, y en servicios de su Rey, y Señor, y por orden suya fueron á las Provincias de Campeche, y Florida, dejando sus hijos, Padre[s], y Parientes, desnaturalizandose de sus proprias Patrias, que tan amadas son de todas las Naciones, olvidandose, y desposeyendose de sus tierras, de sus Haciendas, y de sus proprias Casas, por servirle con la lealtad que han acostumbrado en todas ocasiones; atravesando Mares peligrosos, experimentando diferentes Climas de tierras destemplados, y contrarias á su naturaleza, y complex[?]ion, porque no huviese tierras, Mares, ní Climas que cuobardase [?] la obediencia de éstos nobles, y beneméritos vasallos. No quisiera traer á la memoria las promesas que en nombre de nuestro invictisimo Emperador Carlos Quinto les hizo el Marques del Valle de partír con ellos la mitad de lo que con su ayuda se conquistase, que apunta el Rey Nuestro Señor Don Felípe segundo en dos Cedulas firmadas de su Real mano; porque ni ésto fuera decente á su Soverania, ní á ellos intentar, que volase tanta alta su humildad: solo si se puede toar de paso, para que si no tanto pudieran confiar que se les concediese mucho; y no obstante todo esto vino obediente su miseria á recivir gustosa el yugo del Tributo, que en reconocimiento á la Soverania de Su Magestad quisieron imponerles, que haviendo sido de ocho mil fanegas de Maiz, que respecto de los muchos Indios que entonces havia, á penas á cada uno les podía caver [?] una Mazorca, que ésta Cantidad podria valer quatro mil pesos, se hán multiplicado á que paguen diez y seis mil en cada un año; que haviendo reducido á tan poco numero de tributarios se hallan obligados á que cada uno de los que hoy viven enlos Pueblos de la Provincia pague á cinco pesos para ajustarlos, siendo doblada la cantidad de Tributo que cada uno paga de él, con que sirve el Tributo mas desventurado de la Nueva España, y haviendo llegado su pobreza á la mas extrema, porque hoy se hallan sin tierras que cultivar, sin tratos, porque todos generalmente hán faltado, sin ganangias, porque no las consiguen quando llegue el plazo en que han de pagar éste Tributo, aun los Marmoles insensibles se lastimarán de su miseria pues llega á tanta, que venden sus pocas tierrezuelas que les hán quedado, sus Magueyes, y sus proprios hijos para Gañanes de las Haciendas, para Satisfacerlo de donde há venido la Suma ruina que se experimenta en los Pueblos que se bán despoblando á toda priesa, porque sin Casas, sin tierras, y sin conviniencias ningunas, los Pobres Indios se huyen, y se ban a las Ciudades grandes,ó á otras partes, dondes [sic] ó se ocultan, ó se mueren, ó se hallan mas bien acomodados, por ser el tributo que hallá pagan mas de la mitad memos [?]; y de éstos son los mas abonados testigos los Benificiados, y Ministros de doctrina, que los manejan, y comunican mas de cerca, que há muchos años de haverlos administrado, baptizado, y casado, nunca hallan mas crecidos sus Beneficios: antes cada día mas despoblados: y aun que lo ven, y se lastiman, no hallan, que esto pueda tener ningun remedio = En las ocasiones de Donativos, y Emprestitos que Su Magestad suele pedir, la Ciudad de Tlaxcala, es la que mas pronta, y largamente há acudido; y tiene una Cedula en que Su Magestad le dá gracias por un emprestito de tres mil pesos con que le sirvieron; y otra en que así mismo se las dá por haver Socorrido la armada de bastimentos; y quanto fué necesario sin estipendio alguno. Las venidas de los Señores Virreyes á esta Nueva España, son de muy considerable gasto para ésta Provincia; pues reciviendole en Siete Lugares diferentes de ella, les cuesta mucha Hacienda en servirlos, y en hospedarlos. En las muertes de los Reyes, en sus Juras, nacimientos, y otras ocasiones que piden demonstraciones publicas, ésta Ciudad és la que se aventaja en los gastos; porque como fué la primera en la Obediencia, y lealtad, no consiente ser la ultima en las demonstraciones = En su Provincia hay doce Beneficios proprietarios, y mas de treinta Vicarios ayudantes suyos; y haviendo Su Magestad de sustentar los de su Real Hacienda dandoles Salarios competentes; no lo hace, ní se sacaven Real de su Real Caxa para Salarios de los Ministros; porque de sus limosnas, y con las obenciones que reciven de éstos miserables, se sustentan, con que le ahorran á su Magestad mas de quatro mil pesos cada año; y ellos hacen sus Iglesias, y acuden con lo que pueden para comprarlos Ornamentos, y demas cosas al ministerio necesarias, y convenientes.

 

      Los muy grandes, y muy leales servicios que los Indios Naturales de Tlaxcala, y su Provincia hicieron á la Real Corona de España en ayudar á ganar, y conquistar la Nueva España, y á ponerla debajo del dominio de la Real Corona de Castilla, y lo que por ellos se les prometió, es lo que se sigue.

Los dichos Naturales tienen provado bastantemente con Catorce testigos Conquistadores, llamados.

1 = ----- Pedro Meneses, de mas de Setenta años, Regidor de la Puebla [de los Ángeles] , Conquistador.

2 = ---- Francisco de Montaño, de mas de sesenta años, Conquistador tambien.

3 = ---- Juan de Nagera, de Sesenta años, Conquistador, vono con Cortés.

4 = ---- Alonso de Ortíz, y Zuñiga, de mas de Sesenta y ocho años, el Viejo

      descubridor, y Conquistador.

5 = ----- Francisco de Olmos, de mas de Sesenta y seis años, Conquistador.

6 = ----- Juan Perez de Herrera, de mas de Sesenta años, Conquistador.

7 = ----- Martin López, de sesenta y seis años poco mas, ó menos de los

       primeros. Conquistadores.

8 = ----- Francisco Velazquez de Lara, de mas de sesenta años, Conquistador.

9 = ----- Pedro Moreno, de mas de mas [sic. rep.] de sesenta años, de los primeros

       Conquistadores.

10 = ----- Alvaro de Sandoval, de mas de sesenta años poco mas, ó menos de

       los primeros Conquistadores.

11 = ----- Juan de Limpias Carvajal, de sesenta años de los primeros.

12 = ----- Alonso Soltero, de mas de sesenta años, de los primeros

       Conquistadores.

13 = ----- Garcia de Aguilar, de sesenta y ocho años, poco mas, ó menos de los

        primeros Conquistadores.

14 = ----- Juan Carrasco, de mas de noventa años, Conquistador.

15 = ----- Francisco Rodríguez, de sesenta años.

16 = ----- Diego Valades, de sesenta años.

17 = ----- Pedro de Solis, de setenta y cinco años.

    Fueron los primeros testigos, que por todos son diez y siete: Consta de Autos.

 

     Con los quales dichos testigos, y Conquistadores, tienen averiguado bastantemente ante los Señores de la Real Audiencia, que en el año de 1519 saltaron en tierra Hernando Cortés que despues fué Marques del Valle, con quatrocientos Españoles, poco mas, ó menos, y caminando la tierra dentro, tuvieron muchos reencuentros con Indios Vasallos de Moctezuma; y en llegando, que llegaron á la Provincia de Tlaxcala, los Indios de ella, les recibieron de paz, y les alojaron, y les dieron graciosamente todo el bastimento necesaro, y estando en Tlaxcala, el dicho Hernando Cortés, y su gente, lo supo Moctezuma, y les enbió Mensageros, que se saliese de entre los Tlaxcaltecas, y se fuese é Cholula, que era su tierra del dicho Moctezuma; y que allí tratarian á lo que venian: lo qual fué debajo de traicion para matarlos; y savido por las Tlaxcaltecas, digeron al Marqués no se fiase de Moctezuma, ni de los Suyos; y partió el Marqués de Tlaxcala, para Cholula, y fueron con el quatro Reyes, y Señores de Tlaxcala llamados Maxicatzin, Xicontencatl [Xicoténcatl], Eguepolotzin, y Zitlalpopocatzin con mucha gente, hasta la raya á donde partian los terminos; y al tiempo que el dicho Marqués se despidió de ellos le rogaron llorando, que no se fuese con sola su gente, sino que llevase consigo de la gente de Tlaxcala, para que le fuesen guardando; porque los Cholultecas eran traydores; y que para que lo que se le ofreciese, se llevase gente consigo de quien fiarse; y así á persuacion de los Tlaxcaltecas, llevó el dicho Marqués consigo seis mil hombres de Arco, y flecha, y quando entraron en Cholula, hallaron todas las calles cercadas, que no havia abierta mas de la por donde entraron, y encima de los Azoteas mucha piedra, y las Mugeres, y Niños las havian llevado al Monte, y los Españoles se alojaron, y los Cholultecas no les dieron de comer, ni á los Cavallos; y visto por los Tlaxcaltecas, embiaron por Comida á Tlaxcala para sí, y para los Españoles; y los Tlaxcaltecas la llevaron para el Marqués, y para todos los suyos á Cholula; y los Cholultecas tenian armada una traicion para matar al Marqués y á los suyos; la qual traicion fué descuvierta por los Tlaxcaltecas que lo supieron, que si no la descuvieran, no quedará hombre á vida, segun la traicion estava armada; Savido por el Marqués llamó á todos los Tlaxcaltecas que havia llevado consigo, y les mandó poner á cada uno un cordon de Zacate en las Cabezas, para que fuesen conocidos; y luego el dicho Marqués llamó á todos los principales de Cholula que los queria hablar, y estando junta la mayor parte del Pueblo, el Marqués, y su gente con la ayuda de los Tlaxcaltecas, dio éstos, y mató muchos, y ahorcó, y los demas huyeron; y entonces entendió, y acavó de creer el Marqués el grande lealtad de los Tlaxcaltecas, y se fió de ellos; y embió á los quatro Señores de Tlaxcala, que le embiasen diez mil hombres mas, y se los embiaron, y todo el bastimento que tuvieron menester; y con diez y seis mil hombres Tlaxcaltecos, se partió el Marqués de Cholula para México, y comenzó á suvir el Volcan; y si no lleváran consigo a los Tlaxcaltecos, no quedará Español vivo en la suvida del Monte, porque habian cortado los Cholultecas para que no pudiesen pasar: todo el camino tapado con grandes Arboles cortados, y atravesados, que no podrian ír atras, ni adelante, si los Tlaxcaltecas á fuerza de brazos no los apartáran; con esta gente llegó el Marqués á México, y con el ayuda, y favór, de los Tlaxcaltecos, prendió el Marqués á Moctezuma, y le hizo dar la obediencia á la Corona Real de España; y los Tlaxcaltecos velavan en México á los Españoles, y como murió Moctezuma de la pedrada que le dió su Sobrino [sc. Cuauhtémoc], los Españoles estavan descuidados, y los Indios ordenaron de matar á los Españoles, y á los Tlaxcaltecos que estavan con ellos; y fué savido por los Tlaxcaltecos la traicion, dieron de ello noticia al Marqués, el qual, y los Suyos acordaron de salirse buenamente una noche, y no fué tan Secreto que los Mexicanos lo sintieron, y dieron sobre los Españoles, de Suerte que mataron mas de doscientos Españoles, y mas de diez mil Tlaxcaltecos; y los Españoles que escaparon muy mal heridos: despues los Tlaxcaltecos que escaparon, guiaron á los Españoles para que volviesen á Tlaxcala; y en el camino pelearon valerosamente, defendiendo á los Españoles de los contrarios; y tuvieron muchas batallas antes de llegar á Tlaxcala, especialmente en Octumba [Otumba] que si los Tlaxcaltecos no guiaran á los Españoles, y los ayodáran, no quedará Español ninguno; ni era posible que vivieran, el Marqués, y los Suyos; y llegados á Tlaxcala, y los quatro Señores, y Reyes de Tlaxcala, los salieron á recivir, y otros muchos principales con ellos, y los abrazaron llorando, apiadandose, condoliendose de ellos: los Españoles de verlos como venian tan mal herídos, y maltratados, y algunos Tlaxcaltecos los trahian á cuestas, porque no se quedasen en poder de los enemigos, y las mugeres y muchachos lloraban de ver á los Españoles así, y los cogieron, abriganron, alojaron, y regalaron, los curaron, y les dieron de comer; y todo lo que huvieron menester graciosamente; y con mucho amor, y voluntad, en el interin el Sobrino de Moctezuma que heredó el Reyno, embió a sus Embaxadores á los Tlaxcaltecos diciendoles que no a [sic] cogieran á los Españoles, sino que les acavasen de matar, que el como heredero del Imperio de Moctezuma, les prometia, y dava su palabra que serian amigos de allí adelante, y que no tendrian mas guerra, y partirian todo el Imperio entre ellos si hacian aquello que les rogava: á la qual embajada los Tlaxcaltecos respondieron, y digeron á los Embaxadores, que ya éllos se havian dado por amigos de los Españoles, y los havian comenzado á favorecer, y que se fiavan de ellos, y que no podian serles traidores, ni havian de dejar de cuidarlos porque era buena gente; y que el Reyno que el queria partir con ellos, que por fuerza de armas se lo entendian ganar todo; y con ésto se bolvieron los Embaxadores.

 

       Estando yá los Españoles buenos, y Sanos, y descansados, y bueltos en si de las batallas, y heridas paradas, el Marqués del Valle llamó á los quatro Señores de Tlaxcala, y á otros principales de ella, y mediante Gerónimo de Aguilar, y Marina, Interpretes, les dixo: que el queria bolver sobre los Mexicanos, destruirlos, y sugetarlos, pero que no lo podia hacer, si ellos no lo audavan, y favorecian: porque el poder de los Mexicanos era grande, y él trahia poca gente, y la mitad de ella se le havia muerto: que les rogava, que le ayudasen, que el por si, y en nombre del Rey de España, en cuyo nombre venia, les prometia, y les prometió, y dió su fée, y palabra que les dava el dominio sobre los Mexicanos, y que tuviesen sugecion sobre ellos; y así mismo les daria, y partiria con ellos la mitad de toda aquella tierra, y gente que ganasen, y conquistasen del Imperio de Moctezuma, y que los haria exentos de Tributos.

 

      Entendido por los dichos Señores, y principales de Tlaxcala, lo que el Marqués les pedia, y prometia, les digeron que ellos, y sus gentes havia muchos tiempos que sufrian mucha hambre de Sal, y desnuéz de ropa, que no la havia en la Provincia de Tlaxcala, y sustentavan, y havian sustentado guerra contra el gran poder de Moctezuma solo por sustentar la libertad que tenian, y ser libres, y no estar sugetos á nadie, ni pagar tributos, que ellos eran muy contentos de ayudarle, y haser lo que les rogava, y que no querian de todo lo que ganase, mas de que en aquella libertad que los hallava, en aquella misma lo dejase; y el Marqués del Valle les prometió, y dió su palavra en nombre de la Real Corona de Enspaña, que perpetuamente para siempre jamás, ellos, y sus descendientes, y todos los vecinos, y Naturales de su Provincia, serian libres, y exemptos de todo tributo y servidumbre, para siempre jamás; y que el Emperador su Señor se la confirmaria, y les honrraria [sic] mucho para ello, cumpliendo lo que les pedia; y así prometieron de ayudarle, y dieron luego al dicho Marqués gente para traer del Puerto de Zempoalan donde habian desembarcado, que está cincuenta leguas de Tlaxcala, toda la Artilleria, Armas, y pertrechos de guerra que alló havia dejado el Marqués, y lo trageron los Tlaxcaltecos todo á cuestas con perdidas de artas vidas de los que cargaban la Artilleria; y asimismo dieron luego al dicho Marqués madera, madera [sic, rep.] y adereza con que hicieron treze vergantines para ganar á Mexico por la Laguna; y en el interin que se trahia la Artilleria, y se hacian los vergantines, dieron mas gente al dicho Marqués, y fué, y ganó la Provincia de Tepeaca, y ganada la dicha Provincia, y drayda la Artilleria, y la demás municion, y ropa porque havian embiado, y represaron el Rio de Tlaxcala, que pasa por la Ciudad, y hecharon los vergantines en él, y los provaron; y viendo qe estavan buenos, los tomaron á desbatar por sus piezas, y luego hicieron gente para ír sobre México; y juntaron bastimento; y estando yá todo á punto con todo, se partieron para ganar á México; y dicen los testigos que llevaron los Tlaxcaltecos, los vergantines en piezas á cuestas, y la Artilleria, y bastimentos diez y ocho leguas que hay de Tlaxcala a Tezcuco y que dieron los Tlaxcaltecos al Marques tantos gentes, que abrian los Campos y Sierras por donde iban, y llegados á Tezcuco, lo ganaron, y armaron en la Laguna los vergantines; y con esto, y la ayuda de los Tlaxcaltecos ganaron á México á costa de la vida de muchos de ellos; y ganado México los Tlaxcaltecos, hicieron en el un Castillo, y pusieron en él guarnicion mucho tiempo para ayudar á los Españoles desde allí en todo lo que fuese menester. Y asimismo ayudaron los Tlaxcaltecos al dicho Marqués á ganar todas las demas Provincias que hay en enstos partes de Nueva España á su misma Costa, sín que el Rey de España, ní el Marqués del Valle les diese un solo peso, ní cumplidose con ellos lo que se les prometió. Y así los Tlaxcaltecos fueron el rincipal instrumento, y el todo, en qe se estén, como están sugétos á la Corona Real de España, tantas Provincias, y se halla publicado el Santo Evangelio con ellos, como se predica, y se hayan baptizado tantos, como se han baptizado, y se baptizarán.

 

     En virtud de Real Provision de diez y siete de Julio de milquinientos sesenta y cinco años [17.07.1565], que se presentó en la Puebla [de los Ángeles], ante el Alcalde Mayor Don Luis Zeguí, á siete de Agosto de dho. año, se examinaron seis testigos mas, que ban señalados con ésta señal.

 

Catalogo de las Provincias de esta nueva España, que

con ayuda de los valerosos Tlaxcaltecas, conquistaron

los Españoles.

 

      Primeramente: la Opulentisima Corte de México Tenochtitlan, con sus adjacentes.

Tecpatepec.

Xochimilco.

Tlacopan.

Coyuacán.

Tescuco.

Chalco.

Chololan.

 

       Antes de la Conquista de México, se conquistaron los siguentes.

Cacatepec.

Quecholac.

Acatzinco.

Tepeyacac.

Tecamachalco.

Quauhtinchan.

Tepexic.

Quauhquecholan.

Itzocan.

Matlazinco.

Coatlichan.

Teziuhquauhtitlan.

 

      Despues de conquistado México, siguieron éstas Provincias.

Mentitlan.

Panco.

Ayotochcuitlato.

Nichhuacan, y su tierra.

Xalisco, y su tierra.

Tototlán.

Tonalam.

Ichcatlan.

Tlacotla.

Xochipilan.

Apcolco.

Xonacatla.

Tlaltenámpan.

Tonanycacan.

Xallí-y patlahuayan.

Tecomatlan.

Zillan.

Aztatlan.

Chiyametlan.

Cuetzalam.

Colítipan.

Colotlan.

Colhuacan.

Tlaxichin.

Tonatiuh-y huetzian.

Xayacatlan.

Piaztlan.

Tzapotitlan.

Quetzaltenanco.

Tecpanatitlan.

Quauhtemállan [Guatemala] y su tierra.

Chiapa.

Honduras.

Nicaragua.

Panuco.

Totonacapan.

Xatrisco.

Colima.

Cacatula. [Zacatula]

Oaxaca.

Tezapotitlan.

Mixtlan. [Mixteca]

Itzciuntepec.

Atiepac.

Tlaxichco.

Xonacapan.

Nantzintlán.

Paca.

Acatepec.

Cuextlan.