
    
    
    Página de relación
 
Parte de un romance popular escrito 
por el Bachiller Engrava en 1653
En la corte está Cortés 
del católico Felipe,
viejo y cargado de pleitos, 
que así medra quien bien sirve. 
El que venció tantos reinos, 
tantas batallas felices, 
calificando su honra 
por tribunales asiste. 
El que entró por cien mil indios, 
tan pobre y sujeto vive, 
que para entrar a quejarse 
sólo un portero le impide. 
El que dejó de ser rey 
por ser a sus reyes firme, 
agora la envidia teme, 
que haberlo intentado dice. 
El que fué más que Alejandro, 
(si celebran que conquiste 
lo que vió, porque Cortés 
fué conquistador y lince); 
el que con sola su espada 
conquistó del sol los fines, 
en una sala en palacio 
sólo un cancel le resiste. 
El que vió estar a su puerta 
mil y mil indios caciques, 
en la de los consejeros 
pide que quieran oírle. 
Salía de misa el Rey, 
y Cortés llegó a pedirle 
que le despache sus pleitos, 
que era tiempo de partirse. 
"Yo lo haré ver," dijo el Rey; 
y Cortés quedó muy triste 
de ver que el Rey no le oyese, 
y Ruy Gómez le desvíe. 
Dijo, asiendo el brazo al Rey 
puesta la mano invencible 
en el pomo de la espada, 
aquestas razones libres: 
"Vuestra Majestad, señor, 
escuche a Cortés, y mire 
que con la capa que cubre 
y con la espada que ciñe, 
"le ha ganado más provincias 
(que por mí gobierna y rige) 
que le dejaron ciudades 
su padre y abuelo insignes. 
"Nuevo mundo le gané, 
y di a su escudo por timbre 
hacer que su nombre oyesen 
hasta las aguas del Chile. 
"No me vuelva las espaldas, 
aunque como sol se eclipse, 
(pues el día que se pone 
para todos se remite), 
"pues nunca yo las volví, 
con más trabajos que Ulises, 
a millones de enemigos, 
con dos soldados humildes" 
Volvió el rey Felipe el rostro, 
y vió el venerable cisne 
bañar las canas en agua: 
y así responde Felipe: 
"Padre, vos tenéis razón 
y lo será que os envidien 
los principios que habéis dado 
a vuesto dichoso origen. 
"Yo os despacharé, Cortés; 
y perdonad lo que os dije, 
para que con este abrazo 
nuestra amistad se confirme" 
Entróse, y dijo a Ruy Gómez: 
"¿Qué os parece lo que vistes 
en este nuevo Alejandro 
en este cristiano Aquiles? 
"No tuve miedo en mi vida, 
y si decir se permite 
me le ha puesto un hombre solo 
determinado y terrible." 
¡Oh, valiente capitán, 
tu nombre el mundo eternice, 
que a su rey ningún vasallo 
dijo lo que tú dijiste!.