Motecuhzoma Xocoyotzín - sin mito

 

 

Xavier López Medellín y Felix Hinz

 

este artículo es parte de la Página de relación

 

deutscher Text

 

Motecuhzoma Xocoyotzín

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El nombre de Motecuhzoma (Moctezuma, Moteczuma, Motezuma, Montezuma) significa "Señor encolerizado", y para diferenciarlo de su antecesor Motecuhzoma Ilhuicamina, se le puso el sobrenombre Xocoyotzín que quiere decir "el joven".     

Motecuhzoma Xocoyotzín nace hacia 1466 y fue el octavo hijo del Rey Axayacatl y nieto de Nezahualcóyotl. (Su madre fue Izelcoatzin, hija de Nezahualcóyotl.) Ascendió al trono en 1502 sucediendo a su tío Ahuizotl, octavo señor de Tenochtitlán, cuando tenía cerca de 34 años. La elección del nuevo Tlatoani (= "el que habla" o seoñor, pl. Tlatoque)  de Tenochtitlán se realizó entre los principales señores de la Triple Alianza , encabezados por los Tlatoque Nezahualpilli y Totoquihuatzin de Texcoco y Tacuba respectivamente.       

El crónista Tezozómoc escribe sobre Motecuhzoma: "Porque no es muchacho sino hombre hecho de treinta y cuatro años. A este nos conbiene y conbiene a la república mexicana que rija, gobierne y tome a cargo y cuestas este Imperio, que es baleroso mancebo y baliente y abil y trae como tal soldado tranzado el cuello con preciada plumeria, bezolera, orejera de oro y trae abentaxada divisa y armas, espadarte y rodela."

Después, los Tlatoque de Texcoco y Tacuba, le tomaron de las manos y le sentaron en su trono, cortaron su cabello conforme la usanza de la época y le ciñeron las insignias reales que consistían en varios adornos y una fina capa. Posteriormente le sahumaron con copal, le dieron la bienvenida al reinado e hicieron un largo recuento de los deberes y las obligaciones que adquiría al ser Tlatoani. [Sobre la relación de Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba véase Carrasco, Pedro: Estructura político-territorial del imperio tenochca, la triple alianza de Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan. México 1996 – relación de Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba / Tlacopán.]     

Antes de coronarse, Motecuhzoma contaba con muchos éxitos militares como general del ejército azteca, fue sumo sacerdote en Tenochtitlán y por ello conocía los calendarios sagrados a la perfección. Durante su reinado, amplió y consolidó el señorío mexica; impuso en la corte costumbres y modales rigurosos; los funcionarios y sacerdotes debían pertenecer a la clase alta, y los cargos se heredaban. Cuando alguien llegaba hasta Motecuhzoma, le hablaba en voz baja, sin mirarlo ni levantar la vista, además debía utilizar una ropa humilde que se le colocaba sobre la vestimenta que portara. En los escritos del siglo XVI se puede leer que ninguno Tlatoani anterior alcanzó tal majestuosidad.   

Después de la conquista se decía, que cerca de la llegada de los españoles, los sacerdotes y adivinos comenzaron a observar señales  que interpretaron como presagios funestos sobre la inminente destrucción del reino. Pero esto no es verdad. Los Anales de Tlatelolco de 1528, la unica fuente historica más o menos pura mexicana, no los conoce, por ejemplo, y la vista de señales funestos ya esta tipico en la historiografía de los romanos.

En 1518 fue anunciado Motecuhzoma de la presencia en costas veracruzanas de hombres desconocidos, blancos y barbados a bordo de grandes naves. Estos eran los hombres pertenecientes a la expedición de Juan de Grijalva que exploraban las costas del continente. Motecuhzoma le envió emisarios con grandes regalos de oro para demonstrar su riqueza y poder.

Cuando llegó Hernán Cortés a las costas mexicanas en 1519 -  se ´dice en las fuentes - Motecuhzoma sumió en gran depresión y angustia. Pero este tampoco es muy verosimil: Los franciscanos, por ejemplo, afirman que Motecuhzoma tenía miedo porque venían los conquistadores como instrumentos de Dios para castigar a los páganos. Un día, se dice, tomaba la decisión de recibir a los extranjeros y colmarlos de regalos, y al día siguiente se decidía por exterminarlos de inmediato - como Machiavelli describía un mal príncipe.  Por ello la actitud de Motecuhzoma hacia ellos, dicen las fuentes españolas y franciscanas, fue siempre incierta y contradictoria, pues por un lado les atacaba a través de intermediarios y les enviaba mensajes persuadiéndoles de no entrar a la ciudad de Tenochtitlán; y por otro lado les enviaba presentes cada vez mas ricos y se ofrecía a ser vasallo de su Rey con tal que no llegaran a su ciudad. Logrando únicamente aumentar la codicia e interés de Hernán Cortés y sus hombres por alcanzar tan rica ciudad y conocer a tan poderoso "emperador".      

Motecuhzoma esperaba el avance de Cortés hacia la ciudad de México, pues se enteraba enseguida por sus espías y embajadores a través del sistema de corredores mensajeros, que llegaban en un día y una noche de Veracruz a la ciudad de México (422 km). Y cuando se entera que Cortés se encontraba en el país de Tlaxcala, estableciendo alianzas con sus enemigos, Motecuhzoma decidió enviar una embajada para mantenerse cerca de Cortés, e incluso parece que llegó a pedir fuera sin demora a Tenochtitlán, en su urgencia por retirarlos de Tlaxcala.      

Al regreso de dichos embajadores del Tlatoani de los mexica, Cortés probablemente envía con ellos a Pedro de Alvarado y a Bernardino Vázquez de Tapia para entrevistarse con Motecuhzoma en Tenochtitlán. Estos les condujeron por Cholula a Texcoco, donde Motecuhzoma envió a recibirle un contingente de principales señores de la nobleza, entre ellos un hijo suyo y Cuitláhuac, señor de Iztapalapa y hermano suyo (y probablemente incluso Motecuhzoma mismo - pero incognito), quienes excusaron a el diciendo que se encontraba enfermo y que no podía recibirles, además solicitaban que no entraran a la ciudad por causa de los malos caminos y la falta de recursos para la manutención del ejército español.      

Al llegar a Cholula, población bajo el dominio mexica, según algunos autores Cortés se entera de que Motecuhzoma había prohibido a los cholultecas prestar ayuda a los españoles y que había enviado tropas de entre muchos mil hombres que se mantenían escondidas a poca distancia de Cholula esperando cercar a los españoles en la ciudad y acabarlos por completo. Sin embargo esto nunca fue comprobado. Sea como sea Cortés optó por hacer un terrible escarmiento, recordado por la historia como la matanza de Cholula. En este acto murieron muchísimos cholultecas y es una de las acciones más cuestionadas a cerca de la actitud de Cortés. Quizas estaba también la condición para la ayuda importante de los tlaxcaltecas.

Durante la masacre, los emisarios de Motecuhzoma permanecieron en sus aposentos aterrados y desconcertados. Al concluir el episodio, Cortés les dijo que se había enterado por los cholultecas que Motecuhzoma había ordenado emboscarles, y que por ello ya no entraría a Tenochtitlán como amigo, sino como enemigo y que haría estragos terribles. Los emisarios dijeron no saber nada del asunto y solicitaron permiso para enviar a un mensajero y averiguar la verdad del propio señor de Tenochtitlán.      

Al saber esto el Tlatoani montó en cólera. El escarmiento de Cortés había funcionado, los sobrevivientes llegaban poco a poco a Tenochtitlán contando historias de la fiereza y poder del ataque español y pronto toda la ciudad cayó en la desesperación, como lo describen las crónicas de los misioneros franciscanas, queriendo decir que en poco tiempo vendrá la apocalipsis sobre la capital de los paganos mexicas. La nobleza tenochca se encontraba dividida, pues algunos querían a toda costa impedir que Cortés entrara en la ciudad, entre ellos Cuitláhuac, próximo sucesor de Motecuhzoma, otros, entre ellos el mismo Motecuhzoma, se inclinaban por permitir la entrada de Cortés y su ejército a la ciudad, y una vez dentro tenerles en sus manos y en caso necesario o para vengarse por la matanza de Cholula destruirles por completo. Se dice en las fuentes que encerraba en su palacio, casi no hablaba y comía muy poco, pero parece seguro que Motecuhzoma, el señor poderoso del mundo azteca, no tenía miedo.

Los españoles continuaron su avance a la ciudad de Tenochtitlán el 1 de noviembre de 1519. Por la excursión de Diego de Ordaz al Popocatépetl, Cortés se entera que el camino mas corto y más seguro era subir entre los dos "volcanes" y decide tomar esa ruta. Llegan a Chalco, Amecameca, Ayotinco, Mixquic e Iztapalapa. Los enviados de Motecuhzoma siguen llegando con presentes. El martes 8 de noviembre pasan por la calzada de Iztapalapa que conduce al centro de la isla. Y en algún lugar del actual centro de México (algunos autores como José Luis Martínez afirman que fue junto al Hospital de Jesús) se realiza el primer encuentro entre Motecuhzoma y Cortés.       

Iba Motecuhzoma acompañado de 200 señores, descendió del palanquín en el que era transportado y se dirigió a Cortés. Este se acercó al monarca en su caballo, descendió de él y trató de abrazarlo, lo que fue impedido por los acompañantes de Motecuhzoma.

Entonces Cortés le echa al cuello un collar de cuentas de vidrio y Motecuhzoma le pone un collar de caracoles dorados y camarones de oro. 

Después Motecuhzoma dirige a los españoles a instalarse en el palacio de Axayácatl, situado a un costado del Templo mayor. Al día siguiente, Cortés se dirige a visitar a Motecuhzoma junto con sus hombres mas principales. Explica entonces la grandeza del Rey de España y Emperador de Alemania Carlos V, de los beneficios de hacerse al cristianismo, mientras Motecuhzoma le escuchaba y les colmaba de regalos.       

Pasados pocos días en los que los españoles repostaron fuerzas, Cortés se entera que Cuauhpopoca, señor de Nautla y vasallo de Motecuhzoma había emboscado a Juan de Escalante, su lugarteniente en Veracruz y a seis españoles más. Parece que Motecuhzoma trato de cortar la retirada a los españoles. Por ello, Cortés solicita el 14 de noviembre audiencia con el Tlatoani, en donde le cuenta lo sucedido y le pide lo acompañe al alojamiento de los españoles sin hacer mayor exclamación o titubeo. Motecuhzoma se resiste y pone una serie de argumentos en su defensa, ofrece a dos nobles como rehenes en su lugar, pero Cortés lo amenaza y finalmente Motecuhzoma acepta acompañar a los españoles, donde pronto se acostumbró a su presencia y compañía.

Este fue su falta crucial .   

Al llegar la delegación enviada por Motecuhzoma trayendo cautivo a Cuauhpopoca, sus hijos y quince caciques más, fueron entregados al Tlatoani cautivo, quien a su vez los entregó a Cortés. Los prisioneros declararon ser vasallos de Motecuhzoma, pero que no habían actuado por su voluntad. Cortés los hizo quemar vivos en hogueras hechas con las propias armas mexicas, y puso grilletes sobre los pies de Motecuhzoma para humillarle y quitárselas después de la ejecución. Después de estos actos, Motecuhzoma perdió toda su fuerza y poder, se volvió sumiso, dócil e indeciso, se entregó a los españoles como prisionero, solo vivía con ellos. Les obsequiaba joyas y muchachas, jugaba con ellos a juegos aztecas y castellanos.      

Es en este momento llega Pánfilo de Narváez a costas veracruzanas. Motecuhzoma es comunicado de inmediato, y éste lo transmite a Cortés, esperando deje la ciudad y regrese con su rey con estas nuevas embarcaciones. Pero Cortés decide salir a enfrentar a Narváez y deja al frente de la ciudad y al cuidado del Tlatoani a Pedro de Alvarado.      

Por estas fechas, los mexicas celebraban una gran fiesta, por lo que Motecuhzoma pidió permiso a Cortés para comenzar los preparativos, y éste aceptó. Al quedarse Alvarado al frente comienza un episodio en el que había mucho movimiento en la ciudad, atribuido a las preparaciones del festival, pero que sin embargo fue interpretado por los tlaxcaltecas como preparativos para matar a los españoles y sus aliados. Alvarado mismo dirá en su juicio de residencia, al ser cuestionado sobre sus acciones en este momento, que él mismo vio grandes palos que colocaban en la plaza, y que al preguntar para qué eran, un anciano le contestó que ahí pondrían las cabezas de los españoles. El nerviosismo crecía, los rumores se hacían mas fuertes y la fiesta se acercaba. Así, llegado el día de los festejos, Alvarado decide hacer una masacre con los participantes y así dar un escarmiento a los mexicas (quizá tratando de imitar la actuación de Cortés en el episodio de Cholula ), acción que enfurece a los habitantes de la ciudad quienes ofrecen gran resistencia y los españoles logran pertrecharse de nuevo en el palacio de Axayácatl donde son sitiados. Los tenochcas se habían confederado con su rival Tlatelolco y habían decidido terminar con los españoles.      

Al enterarse Cortés de esta sublevación, se dirige a toda prisa de regreso a Tenochtitlán, donde al parecer llega y encuentra la ciudad desierta, logra entrar al palacio de Axayácatl y encontrar al resto de su contingente español, y comienza a pedir explicaciones. Sin embargo esta relativa calma era solo para permitir su entrada en el palacio para cercar ahora a todos los españoles dentro de él. Las batallas eran constantes, los gritos y tambores no cesaban en todo el día, en las noches los indígenas se retraían a curar sus heridas, alimentarse y restaurarse. 

Cortés no sabía como iban a salir, pues los mexicas luchaban con fiereza sorprendente. Por ello, decide recurrir a Motecuhzoma, y le pide que calme a su gente y les permitan salir del palacio, por lo que éste sale a una de las terrazas del palacio para dirigirse a su pueblo, donde es apedreado por sus vasallos. Las crónicas dicen que poco tiempo después Motecuhzoma muere por una pedrada que recibe en la cabeza, pero como ya se puede leer en  Flavius Iosephus: Bellum Iudaicum esto también puede ser la piedro que lanzan los paganos obstinados al quien conoce la voluntad de Dios. (Y en este contexto Motecuhzoma ya entiende que Dios quiere la evangelización de los mexicas y que resistencia es absolutamente inutil.)

Sin embargo, existen versiones más versosimiles que afirman que los conquistadores le mataron una vez que vieron que los mexicas eran ahora liderados por otros señores y que tenían que fugarse de la ciudad pronto y a toda costa. Cortés y sus capitanes calculaban que en este caso sería muy difícil impedir la liberación del Tlatoani.

En este sentido la Noche Triste también lo fue por Motecuhzoma.

 

Bibliografía:

Brooks, Francis J.: „Motucuzoma Xocoyotl, Hernán Cortés, and Bernal Díaz del Castillo: The construction of an arrest“, in: HAHR 75, 2 (1995), 149-183

Burland, Cottie A.: Montezuma. Herrscher der Azteken, 1467-1520. Würzburg 1976

Hinz, Felix: "Hispanisierung" in Neu-Spanien 1519-1568. Transformation kollektiver Identitäten von Mexica, Tlaxkalteken und Spaniern. Hamburg 2005

Rozat Dupeyron, Guy: Indios imaginarios y indios reales en los relatos de la conquista de México. México 1993